Los rumores sobre el Covid ya habían comenzado a circular entre los viajeros. Alimentados por el miedo, la mayoría de las personas regresaron apresuradamente a sus países de origen, buscando seguridad y refugio.
Sin embargo, frente a la incertidumbre, tomé una decisión que cambiaría para siempre el rumbo de mi vida.
Decidí quedarme.
Poco sabía que esta decisión aparentemente insignificante abriría la puerta a algo extraordinario, algo que había estado buscando durante mucho tiempo.
Como el destino lo tendría, había tenido una conversación con un DJ hace algún tiempo, quien mencionó intrigantemente la existencia de un guion místico con el poder de romper las cadenas de la mala suerte, llevando a uno por un camino de abundancia y prosperidad.
Jerusalén, una ciudad donde se entrelazan las creencias, sirvió de telón de fondo para mi extraordinario viaje hacia el reino de un antiguo secreto.
Es una ciudad donde diversas religiones no solo coexisten, sino que también comparten un hilo común: el hilo de la sabiduría ancestral.
Si bien nunca anticipé que mi búsqueda se alinearía con algún sistema de creencias en particular, no pude evitar preguntarme acerca de los orígenes del enigmático manuscrito que capturó mi fascinación.
Durante mi estadía, forjé conexiones profundas, y un encuentro demostraría ser un punto de inflexión. En una conversación sincera con un venerable anciano, compartí mi incansable búsqueda del esquivo manuscrito de la buena fortuna.
Asombrosamente, el universo conspiró a mi favor, guiando este codiciado manuscrito hacia mis manos.
Pero este manuscrito no era simplemente un artefacto religioso; trascendía los límites de cualquier fe.
De hecho, precedía a la aparición de religiones organizadas, rastreando su linaje hasta los tiempos de Hermes Trismegisto, el legendario sabio del antiguo Egipto.
Se decía que Hermes no solo poseía una sabiduría extraordinaria, sino que también promovía una profunda comprensión del mundo natural y de las fuerzas místicas que lo gobiernan.
Este fue un momento de destino - el universo se alineó y se me concedió la llave para desbloquear un mundo de posibilidades ilimitadas.
Armado con el guion, sentí una transformación inminente. Mi nerviosismo inicial se desvaneció mientras comenzaba a recitarlo.
¿Qué tenía que perder, después de todo?
El resultado fue sorprendente. Sentí un cambio positivo inmediato en mi interior y mi miedo pareció disolverse.
Cada vez que leía el guion, experimentaba una nueva ola de energía. De la nada, empecé a crear canciones, un talento que no sabía que tenía. Mis preocupaciones y miedos se desvanecieron y me sentí seguro y fuerte.